sábado, 15 de noviembre de 2014

Por Nathalia Pinzón Enero 2014

Mar Mediterraneo, Netanya, Israel. Sep 2013
He descubierto empíricamente que puedo llegar a donde quiera, ademas en cualquier lugar siempre va a estar alguien que me recibirá bien y me atenderá bien.
Aprecio la energía de las personas que me han recibido de manera tan generosa y en muchas ocasiones sin conocerme. Dios se ha encargado de darme gracia ante la gente y ademas a puesto gente maravillosa en mi camino.

Tengo el pasaporte que me da paso a donde he querido y ese regalo me lo dio Dios y es mi parapente, poder volar me ha permitido hacer lo que soñé cuando era una niña. Quería conocer el mundo, sus culturas, sus montañas y eso es exactamente lo que he hecho.

Vivo tan intensamente cada día, porque he experimentado que es efímero y que como este lapicero en cualquier momento se puede acabar.

Cuando viajo me encanta meterme en la cultura del sitio en donde estoy, sus creencias, su forma de ver la vida, la religión y la forma de vivir el día a día, de trabajar, comer, dormir... Son cosas básicas pero que todos hacemos de manera tan diferente y cada uno le da la importancia que le parece.

Jugar a vivir otras realidades y a entenderlas me hace olvidar de mi realidad y de mis parámetros sociales y culturales y en verdad eso me agrada.

Nathalia Pinzon. Enero 2014.